martes, 19 de junio de 2012

ME PROVOCAS

Tú me provocas. Nacen en ti los mármoles del arte, las piedras ígneas de la nada que buscan la altura constelada. Soy como un niño que juega con la tierra y vulcaniza: tú me ardes y me ordenas. Eres como el lápiz negro que pinta y colorea, que en las manos enardece y en el arte cobra vida. Mis dedos queman la poesía como un labio poseído que en tu cuerpo dilucida: en torno a ti la vocalizo, hacia...ti devuelvo y eternizo.

Desde tu pecho descubro el verbo cruel de mi agonía: tú, mi sangre y poesía. Tú me estallas y reúnes, me cuadras y persigues, alzas mis ojos y enciendes las llamas de tus rimas. Me pierdo en ti como un rayo reflectado que enrojece con tu tacto y cautivo se sabe a tu medida. Agoto la mínima palabra. Escribo el polvo y las vocales: la ciega voz que me arrastra y como un lazarillo encuentra luz en tu mirada.

¡Tú me ardes y provocas! Irrumpo hasta colmarme de letras de tu boca. Desnudo así la silaba ya extinta y el sentimiento que alborota. Desde tu altura enciendo las cenizas de una ola ya prendida y agoto en ella la última saliva. ¡Oh bella e infinita! Tus ojos nublan el torrente de mi vista. Tus iris se clavan como un águila en caída que grita y me agita.
Oh dulce y linda, fresca poesía!: tú me provocas, me ardes y me arrimas como una diosa de fuego que emerge encendida, que baja del Olimpo y en carne se convida, que entrega desde un templo cada sílaba prendida, y apila rima y letra en bella armonía.

Yo te devoro como al sol que me encandila. En torno a ti mi amor palpita. Soy ese cuerpo que al aire mimetiza, que escapa al fondo, a tus entrañas y que el soplo necesita. Te amo como el niño que el dulce no convida y recuesta en su franela y luego le acaricia. Tú me engulles diariamente y alucinas, absorbes cada brote y cada risa. Tú me ardes. ¡Oh bella e infinita princesa!

No hay comentarios:

Publicar un comentario