Ni siquiera sé porqué me gusta el viento,
ni porqué tengo la sensación que siento
cuando acaricia las hojas de las acacias,
cuando pronuncia tu nombre entre sus ramas
y con su aliento parece que aún me llama.
Ni siquiera sé porqué me gusta la lluvia,
ni porqué su olor levanta en mí pasiones,
ni porqué al notar su abrazo y su lujuria
provoca en mí diferentes pensamientos,
y un sin fin de sensaciones.
Ni siquiera sé porqué la luna me inspira,
dejar de mirarla cuando está llena,
ni porqué me gusta el silencio que me ofrece
ni porqué siento que su fuerza me protege.
Ni siquiera sé el motivo por el que escribo,
ni porqué mi pluma se desliza entre renglones en blanco
dejando su tinta en el papel vacío,
guiando mis pasos por su destino,
dando forma a sueños y pensamientos lejanos.
¡Pero que bien me encuentro cuando escribo!
¡Pero que a gusto me siento
jugando con el viento!
¡Pero que sensaciones tengo
cuando la lluvia abraza mi cuerpo,
cuando sus gotas besan mi cara!
¡Pero que feliz me siento
cuando miro al cielo y a la luna,
en busca de tu mirada Monica…
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